sábado, 27 de diciembre de 2014

El Sacerdocio de Preparación




Soy de aquellos miles de jóvenes que crecieron en la Iglesia con tan solo la ayuda, consejo y fortaleza de los propios miembros del barrio, de aquellos jóvenes que crecieron con lideres destacados a la hora de enseñar el verdadero sentido del Sacerdocio.

El dia que fui ordenado Diacono, Maestro, Presbítero y Misionero de tiempo completo no estaban los padres para llenarse de emoción, pero si estaba mi Obispo y todos aquellos lideres que me vieron crecer.

Puede que sea una bendición saber que solo contaba con mi propia fortaleza al enfrentar los desafíos de la adolescencia, fui criado por una madre y un padre con buenos principios, pero solo yo sabia en que momento no estaba cumpliendo con los mandamientos del Señor. 

Sin embargo estaban aquellos lideres del Sacerdocio, un obispo que compartía las actividades entre semana que parecían ser insignificantes pero de mucho valor para un joven que no tenia un núcleo familiar fuerte en el evangelio.

Un presidente de Estaca, (Jose Chacoff Medina) que vivía en mi barrio se transformó en un guía esplendido en mi juventud, amaba visitar su casa y compartir las enseñanzas del evangelio con su familia, conocía y compartía con sus hijos a diario. 

Era el mentor ideal para cualquier joven de mi edad, su sabiduría, su amor y mas que todo el valioso tiempo que dedicaba a los jóvenes del barrio, a pesar de tener su propia familia un alto cargo ejecutivo y la enorme responsabilidad de una Estaca en Sion.

El simplemente estaba ahí, era lo que yo agradecía mas que cualquier enseñanza recibida.

La preparación comienza desde muy joven, la mayoría tiene la maravillosa bendición de tener padres dignos que abren el camino y entregan sus vidas por ser la mejor guía.

Nuestro Padre Celestial nos dio este mundo como preparación para recibir   mundos y una gloria mayor.

El Elder Eyring dice lo siguiente:

El plan del Señor para Su obra está colmado de preparación. Él preparó la Tierra para que nosotros experimentáramos las pruebas y las oportunidades de la vida terrenal. Mientras estamos aquí, estamos en lo que las Escrituras denominan un “estado preparatorio”.

El profeta Alma describió la crucial importancia de esa preparación para la vida eterna, donde podremos vivir para siempre como familias con Dios el Padre y Jesucristo.
Él explicó la necesidad de prepararse de esta manera: “Y vemos que la muerte viene sobre el género humano; sí, la muerte de que ha hablado Amulek, que es la muerte temporal; no obstante, se le concedió un tiempo al hombre en el cual pudiera arrepentirse; así que esta vida llegó a ser un estado de probación; un tiempo de preparación para presentarse ante Dios; un tiempo de prepararse para ese estado sin fin del cual hemos hablado, que viene después de la resurrección de los muertos”(Alma 12:24)

Algo que siempre estaba presente en mi "líder tutor" era la enseñanza, no dejaba pasar oportunidad en la cual entregar algún principio o norma del evangelio, creo que estaba seguro y muy consciente que estaba preparando futuros misioneros, futuros padres y futuros lideres de la iglesia.

Un dia llego a su casa y estábamos cerca de cuatro jóvenes compartiendo en su hogar, entró, nos saludó muy amistosa mente como siempre lo hacia, y nos dijo que tenia una prueba de equilibrio para nosotros, apoyados de espalda a la pared debíamos intentar tocar nuestros pies con las manos. Como ya sabrán es difícil hacerlo y mantener el equilibrio, creo que por media hora lo intentamos y pasamos un tiempo divertido, finalmente nos compartió esta enseñanza que esta en Moises 1:39

"Porque, he aquí, ésta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre".
Debiera ser nuestra meta final, el objetivo del evangelio, por ende el objetivo  de nuestras vidas, mantener centrada y equilibrada nuestra vida, en este objetivo debiera estar centrada nuestra lucha.

el Elder Ballard dice;
"Muchas veces, la falta de dirección y metas claras puede hacernos perder tiempo y energía, y contribuir a desequilibrarnos. Una vida desequilibrada es muy similar a una rueda de automóvil que no está balanceada; hará el andar del vehículo difícil e inseguro. Las ruedas perfectamente balanceadas hacen la marcha más suave y cómoda. Lo mismo sucede con la vida; nuestra marcha por la existencia mortal será más suave si nos esforzamos por mantener el equilibrio. Nuestra meta principal debe ser procurar “la inmortalidad y la vida eterna” (Moisés 1:39). Con esa meta, ¿por qué no eliminar de nuestra vida todo aquello que exige y desgasta nuestros pensamientos, sentimientos y energía sin contribuir en nada a que alcancemos esa meta?

Nuestra tarea es prepararnos y entregar la ayuda a quienes requieren de toda nuestra experiencia y desean el tiempo que otros no pueden o no desean entregar. Somos responsables de todos aquellos que buscan tener un líder, una guía, un hermano que les enseñe como vivir el evangelio de mejor forma y hacer frente a las pruebas de esta vida.  Un maestro requiere esfuerzo, sacrificio pero principalmente amor, las mejores lecciones de mis líderes han sido sin las escrituras en las manos.

Ya cuando crecí y recibí a los 18 años mucho mas responsabilidad en el sacerdocio, fui asignado a trabajar con los Hombres Jóvenes de mi barrio, mis mejores recuerdos son de aquellos jovencitos del sacerdocio Aaronico a los cuales me correspondió entregar muchas lecciones que aprendí con buenos y preocupados lideres del Señor.

Hasta el dia de hoy no puedo saber cuantos de esos jóvenes permanecen en el evangelio, la mayoría cumplió con una misión de tiempo completo, otros se perdieron antes de llegar a ser adultos, falto apoyo, tal vez tiempo  o no fui lo suficientemente atento a sus necesidades y luego no encontraron a nadie en quien confiar sus problemas.

 El Presidente Monson lo dice de esta forma;

"Nuestro servicio al projimo tal vez no sea tan espectacular, pero podemos fortalecer el espíritu humano, arropar cuerpos fríos, alimentar al hambriento, consolar a los acongojados y elevar almas preciosas a nuevas alturas".

"Cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes solo estáis al servicio de vuestro Dios" (Mosiah 2:17)

Es un motivo de mucha alegría el servicio a los jóvenes, es algo que guardo con mucha gratitud en mi corazón, no todas las veces cumplí  totalmente mi llamamiento y fallé a muchos jóvenes por mi propia negligencia, espero tener el tiempo de pagar por aquellos errores sirviendo con un mejor propósito este año que comienza.
Es una responsabilidad que debemos tomar seriamente.




sábado, 8 de noviembre de 2014

Jose Smith Jr. el Profeta de la Restauración



El Elder Neal E. Maxwell dijo en una oportunidad; al estudiar la Iglesia a través de sus desertores es como entrevistar a Judas para entender a Jesús. Los desertores siempre hablan más sobre ellos mismos que sobre aquello de lo que se han apartado.”
“Si las preguntas se refieren al carácter de José, podríamos compartir las palabras de miles que lo conocieron personalmente y que dieron su vida por la obra que José ayudó a establecer. John Taylor, quien recibió cuatro disparos del populacho que mató a José, declaró más adelante: “Testifico ante Dios, los ángeles y los hombres que [José] era un hombre bueno, honorable y virtuoso… que su carácter, tanto en público como en privado, era intachable, y que vivió y murió como un hombre de Dios” (Elder Anderson, conferencia Oct. 2014)

Por esta razón pregunte a mis amigos del Facebook en una especie de experimento de redes sociales en cuanto al Profeta José Smith, de 20 amigos en la conversación recibí 5 testimonios muy valiosos los quiero compartir;

*Valiente convencido de lo que enseño y predico buen esposo padre no perfecto se equivocó como cualquier mortal ¿la diferencia entre él y nosotros? q comprendió su misión en esta vida por algo murió por lo que amaba y creía.

*Lo que puedo decir de José Smith es que a diferencia de muchos que sustentan su testimonio en el libro de mormón o algo así, yo tengo un testimonio personal que recibí personalmente y no me lo dijo el hombre. Por eso se con certeza de su llamamiento divino. Estaba en la misión cuando viví esta experiencia. ..Marzo o abril de 1984 y aun quema ese fuego; lo demás depende de esto para mí.

*Yo quiero aprovechar de testificar que José Smith fue un profeta de Dios y agradezco cada día por el amor que nos demostró aun dando su vida para que en estos tiempos pudiésemos conocer y vivir el evangelio restaurado.

*Yo tengo un fuerte testimonito del profeta J.S. y sé que el libro de mormón es verdadero. Gracias a su inquietud de encontrar la verdad y su fuerza y valor es que en estos tiempos tenemos esta guía que nos confirma que Jesucristo nunca deja a sus hijos solos y que nosotros somos esas otras ovejas.

*Mi testimonio del profeta José Smith, gracias a él tenemos este evangelio restaurado en estos tiempos que cada vez son más difíciles, me inspira leer su vida y emular su ejemplo de fe y perseverancia, siendo un jovencito tuvo la inquietud de preguntar a Dios a cual iglesia debía unirse y gracias a él tenemos el Libro de Mormón, que es la clave de nuestra religión, mis sentimientos al Profeta son de gratitud eterna.


Cada testimonio aquí señalado es personal, valioso como una joya de más alto valor, quizás sean años buscando este valioso conocimiento, el Elder Andersen dijo “Cada persona obtendrá un testimonio del profeta de forma distinta”

Por medio de la oración, las escrituras, escuchando y compartiendo el relato de la Primera Visión, en el Templo, etc.

La primera experiencia del Profeta que me acuerde ocurrió cuando tenía 14 o 15 años, encontré en casa de un tío un libro de tapa dura azul, al revisar las primeras páginas me detengo en una pintura de un personaje que no conocía, en el pie de la imagen una leyenda: José Smith Jr. El profeta.
No recuerdo nada más, solo una inquietud de pensamiento, ¿un profeta moderno? ¿Era posible que los cielos nuevamente estuvieran abiertos para los hombres? Comenzaba mi búsqueda de la verdad.

José Smith es el Profeta de la Restauración. Su obra espiritual comenzó con la aparición del Padre y del Hijo, a la que siguieron numerosas visitas celestiales. Fue el instrumento en las manos de Dios para sacar a luz Escrituras sagradas y doctrina perdida, y para restaurar el sacerdocio. La importancia de la obra de José exige más que un análisis intelectual; exige que nosotros, al igual que hizo José, “[pidamos] a Dios” Las preguntas espirituales merecen respuestas espirituales de Dios. (Elder Anderson conferencia Octubre 2014)

En el diario de vida tengo este relato que guarda mucho valor en mi vida, tiene fecha del año 1996, hace 18 años un maravilloso viaje que puede realizar a las tierras del profeta; Palmyra al Norte del Estado de Nueva York; …Al apreciar aquella mañana la naturaleza, el cielo, el verde del paisaje, todo me parecía tan hermoso, y distinto, el aire, el aroma, las hojas que pisaba al recorrer el sendero que conducía a la arboleda sagrada, (habrá sentido lo mismo el Profeta) seguí el camino hasta adentrarme en el pequeño bosque, busqué el lugar preciso de la Primera Visión del Profeta, un compañero de viaje me comentó ; el lugar exacto no existe para el hombre, uno lo siente en el espíritu,  me aleje de los otros hermanos que me acompañaban a un lugar más solitario, hice mi oración de gratitud por este gran profeta y la maravillosa primera visión, para mí lo importante de aquel año en la Arboleda Sagrada, estaba en lo sencillo  del lugar, y en lo grandioso del acontecimiento:  frente a mis ojos, el bosque bello, y lo sagrado del momento,  nunca olvidaré aquel encuentro y el sentimiento que aún,  dieciocho años después conservo por  el profeta de la Restauración.

Muchos se alejan de la Iglesia por malos comentarios de aquellos que ya no están en el rebaño, la mayoría son mal intencionados, solo pretenden dañar y hacer dudar nuestras creencias.

De una carta, supuestamente escrita por Martin Harris, que contradecía el relato de José Smith de cómo había encontrado las planchas del Libro de Mormón.
Algunos miembros se marcharon de la Iglesia debido a ese documento
Tristemente, actuaron demasiada a prisa.
Unos meses después, algunos expertos descubrieron —y el falsificador confesó— que la carta era un completo engaño.

Es comprensible que quizás se hagan preguntas sobre lo que escuchen en las noticias, pero nunca deben dudar del testimonio de los profetas de Dios.

Escuchamos mal, o hacemos caso de malos comentarios y solo consiguen apartarnos de la verdad.

Un hecho interesante esta semana al leer cierta información de mi país; vi una foto del ministro Eyzaguirre durmiendo en un discurso de la Presidenta Bachelet, me fui a los comentarios o mejor dicho a los ataques en redes sociales contra el ministro... "ese es el Ministro que nos gastamos" " por eso estamos como estamos" etc.

Estuve tentado a lanzar mis dardos. Investigando un poco más encontré esto:
“Este jueves terminaron las cuarenta horas de discusión por la reforma educacional en el Congreso. Tras la extensa jornada, este mañana la presidenta Bachelet y el ministro de Educación Nicolás Eyzaguirre asistieron a la ceremonia del “Programa Pace/Usach en tu colegio”, donde la Mandataria, de muy buen humor, valoró que “el ministro estuvo ahí, esas 40 horas, ¡firme! De manera rápida, el ministro Eyzaguirre respondió a los dichos de la Mandataria haciéndose el dormido, lo que desató la risa de todos aquellos que se encontraban en el lugar.

La foto era real; pero no el fondo de la situación, si no investigamos y aceptamos los hechos a la rápida, tal cual se nos entrega y de fuentes dudosas, podemos negarnos a saber la verdad y rechazar información valiosa que contiene un hecho o un testimonio.

Cuantas veces el Profeta fue rechazado por aquellos que hicieron caso omiso de su testimonio, escuchando voces de hombres egoístas e inicuos que solo querían destruir su vida. Muchos sin embargo lo aceptaron y sinceramente buscaron en su corazón la verdad y el espíritu les entrego el valioso testimonio del profeta.

“Podemos tener dudas de lo que el mundo habla pero nunca debemos dudar del testimonio de los profetas de Dios”

Me sorprende y maravilla este comentario del profeta;

 Yo efectivamente había visto una luz, y en medio de la luz vi a dos Personajes, los cuales en realidad me hablaron; y aunque se me odiaba y perseguía por decir que había visto una visión, no obstante, era cierto; y mientras me perseguían, y me vilipendiaban, y decían falsamente toda clase de mal en contra de mí por afirmarlo, yo pensaba en mi corazón: ¿Por qué me persiguen por decir la verdad? En realidad he visto una visión, y ¿quién soy yo para oponerme a Dios?, o ¿por qué piensa el mundo hacerme negar lo que realmente he visto? Porque había visto una visión; yo lo sabía, y sabía que Dios lo sabía; y no podía negarlo, ni osaría hacerlo; por lo menos, sabía que haciéndolo, ofendería a Dios y caería bajo condenación. (José Smith Historia 25)

Por último, existen  29.000 mil congregaciones en el mundo, 88.000 misioneros compartiendo el testimonio del Profeta y millones de Santos de los Últimos días con un firme testimonio del profeta de la Restauración incluyendo a mis amigos.


Jesús dijo en su paso por la tierra; “No puede el árbol bueno dar malos frutos, ni el árbol malo dar buenos frutos…”

“…POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS”



Mi testimonio creció al compartir más de 600 veces en la misión el relato de la primera visión, y cada vez que lo hacía sentía la emoción del espíritu,  aún sigue mi lucha por creer más firmemente en este gran hombre y su obra maravillosa.

Amo el relato de la Arboleda, su poder y significado para la Humanidad, algún día quisiera compartir con mis hijos y nietos este maravilloso lugar (La Arboleda Sagrada), solo espero que ya tengan al menos una creencia en su corazón de este Profeta y solo puedan con esta experiencia fortalecer su propio testimonio.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Yo soy el Jardinero



Si me preguntan estos últimos días han sido difíciles, uno tiene ciertas expectativas, ilusiones, que te hacen desplegar aquello con lo cual no contamos, el futuro... Es tan irreal como incierto, nos generamos todo tipo de esperanzas, soñamos con aquello que pensamos, según nuestros deseos, no hará felices, y cuando viene el golpe bajo, se trastoca tu energía, se revierte en desesperanza que llega incluso afectar tu salud.  O miramos al cielo, o el techo, y preguntamos todos los porqué de tan desigual o injusta situación.
Podría describir aquí todo el proceso, fueron dos años que el primero de Octubre llegaron a su fin y las cosas cambiaron radicalmente para todos. Escuche todas aquellas frases de consuelo que vienen en apoyo; "se cierra una puerta se abre otra", "no era el tiempo", "por algo será " etc. etc.
Y todos están en lo cierto, miles de cosas han pasado por mi cabeza desde el dia en que la oficial del consulado me entrego aquellas palabras que parecían un par de cuchillos; desafortunadamente...hasta el dia de hoy que voy entendiendo con calma quien debería estar dirigiendo nuestra vida, que me sentí decepcionado, no puedo  decir que no, que había tristeza y mucha desilucion, es natural, quien no quiere estar con los hijos los nietos, la familia,   un profesor de primaria, segundo consejero de mi barrio en Belén, esta semana me compartió esta historia, ya había escuchado en parte, en algún discurso, sin embargo hoy tomó un sentido diferente y me llegó de la forma en que te llega el entendimiento, no digo que sea fácil, o que no siga derramando una que otra lagrima y extrañe todos los días a gran parte de mi familia.

YO SOY EL JARDINERO

Vivía yo en Canadá, donde había comprado una granja que estaba un tanto deteriorada. Una mañana salí y vi un grosellero que había alcanzado aproximadamente dos metros de altura y estaba llegando a ser casi exclusivamente material para leña. No había ningún retoño ni grosellas. Antes de ir a Canadá, fui criado en una granja frutal de Salt Lake City y sabía lo que tenía que sucederle a ese grosellero, de manera que tomé unas tijeras podadoras, fui hasta el arbusto y lo corté, lo podé y volví a cortarlo hasta que no quedó nada, excepto un montón de tocones. Cuando terminé, empezaba a amanecer y me pareció ver arriba de cada uno de esos tocones algo que parecía como una lágrima, y pensé que el grosellero estaba llorando. Era yo entonces un tanto ingenuo (y todavía no he dejado de serlo por completo), lo miré, sonreí y dije: “¿Por qué estás llorando?”. Pensé haber oído hablar al grosellero y creo que le oí decir esto:
“¿Cómo pudiste hacerme esto? Estaba creciendo tan maravillosamente; estaba casi tan alto como el árbol de sombra y el frutal que se encuentran dentro de la cerca, y ahora me has talado. Todas las plantas del huerto me mirarán con desprecio porque no llegué a ser lo que debí haber sido. ¿Cómo pudiste hacerme esto? Creí que tú eras el jardinero aquí”.
Eso es lo que pensé que había dicho el grosellero y estaba tan convencido de haberlo oído que le respondí: “Mira, pequeño grosellero, yo soy el jardinero aquí y sé lo que quiero que seas. No quería que fueras un árbol frutal ni un árbol de sombra; quiero que seas un grosellero, y algún día, pequeño arbusto, cuando estés cargado de fruta, me dirás: ‘Gracias, Señor Jardinero, por quererme lo suficiente para talarme. Gracias, Señor Jardinero’”.
Pasaron los años y me encontré en Inglaterra, donde era comandante de una unidad de caballería en el Ejército Canadiense Británico. Tenía el rango de oficial de campo y me sentía orgulloso de mi puesto. Luego se presentó la oportunidad para llegar a ser general. Había pasado todos los exámenes y además tenía antigüedad. Con la muerte de un general del Ejército Británico, pensé que esa oportunidad se había hecho realidad cuando recibí un telegrama desde Londres que decía: “Preséntese en mi oficina a las diez de la mañana”, firmado por el general Turner.
Salí rumbo a Londres. Entré con gallardía en la oficina del general y lo saludé de forma apropiada, correspondiéndome él con la misma clase de saludo que un oficial mayor suele conceder, algo así como “¡Quítate de mi camino, gusano!”. Me dijo: “Siéntese, Brown”, y añadió: “Lamento no poder hacer el nombramiento; usted lo merece y ha pasado todos los exámenes; además tiene antigüedad, ha sido un buen oficial, pero no me es posible hacer el nombramiento. Deberá regresar a Canadá como oficial de entrenamiento y transporte”. Aquello por lo que había estado esperando y orando durante diez años quedó repentinamente fuera de mi alcance.
Al rato él pasó a otra habitación para contestar el teléfono y yo encontré sobre su escritorio mi historial militar, al pie del cual estaba escrito: “ESTE HOMBRE ES MORMÓN”. En aquellos días no éramos vistos con buenos ojos. Al ver eso, supe por qué no había sido nombrado. Él regresó y dijo: “Eso es todo, Brown”. Lo saludé de nuevo, pero no con tanta gallardía, y salí.
Abordé el tren y volví a mi pueblo, que estaba a ciento noventa kilómetros de distancia, con un corazón entristecido y con amargura en el alma. El rechinido de las ruedas parecía decir: “Eres un fracasado”. Cuando volví a mi tienda, estaba tan amargado que tiré la capa y el cinto sobre el catre. Elevé los puños hacia el cielo y dije: “¿Cómo pudiste hacerme esto, Dios? He hecho todo lo que estaba de mi parte para prepararme; no hay nada que podría haber hecho, que no hubiera hecho. ¿Cómo pudiste hacerme esto?”. Estaba tan amargado como la hiel.
Luego oí una voz, y reconocí su tono. Era mi propia voz que decía: “Yo soy el jardinero aquí, y sé lo que quiero que hagas”. La amargura abandonó mi alma y caí de rodillas cerca del catre para pedir perdón por mi ingratitud y amargura. Mientras me encontraba ahí, arrodillado, escuché un himno que estaban cantando en la tienda vecina. 
Me puse de pie convertido en un hombre humilde; y ahora, casi cincuenta años más tarde, miro hacia arriba y digo: “Gracias, Señor Jardinero, por talarme, por quererme lo suficiente como para herirme”. Veo ahora que no era prudente que yo llegara a ser general en ese tiempo, porque si así hubiera sido, habría sido oficial mayor de todo Canadá Occidental, con un atractivo salario vitalicio, un lugar donde vivir y una buena pensión; pero habría criado a mis seis hijas y dos hijos en cuarteles del ejército. Indudablemente se habrían casado fuera de la Iglesia y creo que yo no habría llegado a mucho. De todos modos, hasta ahora no he llegado a mucho, pero he hecho más que lo que habría hecho si el Señor me hubiese dejado ir en la dirección que yo quería.

El grosellero
POR EL ÉLDER HUGH B. BROWN (1883–1975)
del Quórum de los Doce Apóstoles