Soy de aquellos miles
de jóvenes que crecieron en la Iglesia con tan solo la ayuda,
consejo y fortaleza de los propios miembros del barrio,
de aquellos jóvenes que crecieron con lideres destacados a la
hora de enseñar el verdadero sentido del Sacerdocio.
El dia que fui ordenado Diacono,
Maestro, Presbítero y Misionero de tiempo completo no estaban los padres
para llenarse de emoción, pero si estaba mi Obispo y todos aquellos
lideres que me vieron crecer.
Puede que sea una bendición saber que
solo contaba con mi propia fortaleza al enfrentar
los desafíos de la adolescencia, fui criado por una madre y un
padre con buenos principios, pero solo yo sabia en que momento no estaba
cumpliendo con los mandamientos del Señor.
Sin embargo estaban aquellos lideres del
Sacerdocio, un obispo que compartía las actividades entre
semana que parecían ser insignificantes pero de mucho valor
para un joven que no tenia un núcleo familiar fuerte en el evangelio.
Un presidente de Estaca, (Jose Chacoff Medina) que vivía en mi barrio se transformó en
un guía esplendido en mi juventud, amaba visitar su casa y compartir
las enseñanzas del evangelio con su familia,
conocía y compartía con sus hijos a diario.
Era el mentor ideal para cualquier joven de
mi edad, su sabiduría, su amor y mas que todo el valioso tiempo
que dedicaba a los jóvenes del barrio, a pesar de tener su
propia familia un alto cargo ejecutivo y la enorme responsabilidad de una
Estaca en Sion.
El simplemente estaba ahí, era lo que
yo agradecía mas que cualquier enseñanza recibida.
La preparación comienza desde muy
joven, la mayoría tiene la maravillosa bendición de tener
padres dignos que abren el camino y entregan sus vidas por ser la
mejor guía.
Nuestro Padre Celestial nos dio este mundo
como preparación para recibir mundos y una gloria mayor.
El Elder Eyring dice lo siguiente:
El plan del Señor para Su obra
está colmado de preparación. Él preparó la Tierra para que nosotros
experimentáramos las pruebas y las oportunidades de la vida terrenal. Mientras
estamos aquí, estamos en lo que las Escrituras denominan un “estado
preparatorio”.
El profeta Alma describió la
crucial importancia de esa preparación para la vida eterna, donde podremos
vivir para siempre como familias con Dios el Padre y Jesucristo.
Él explicó la necesidad de
prepararse de esta manera: “Y vemos que la muerte viene sobre el género humano;
sí, la muerte de que ha hablado Amulek, que es la muerte temporal; no obstante,
se le concedió un tiempo al hombre en el cual pudiera arrepentirse; así que
esta vida llegó a ser un estado de probación; un tiempo de preparación para
presentarse ante Dios; un tiempo de prepararse para ese estado sin fin del cual
hemos hablado, que viene después de la resurrección de los muertos”(Alma 12:24)
Algo que siempre estaba
presente en mi "líder tutor" era la enseñanza, no dejaba pasar
oportunidad en la cual entregar algún principio o norma del
evangelio, creo que estaba seguro y muy consciente que estaba
preparando futuros misioneros, futuros padres y futuros lideres de la
iglesia.
Un dia llego a su casa
y estábamos cerca de cuatro jóvenes compartiendo en su
hogar, entró, nos saludó muy amistosa mente como siempre lo hacia, y
nos dijo que tenia una prueba de equilibrio para nosotros, apoyados de espalda
a la pared debíamos intentar tocar nuestros pies con las manos. Como
ya sabrán es difícil hacerlo y
mantener el equilibrio, creo que por media hora lo intentamos y
pasamos un tiempo divertido, finalmente
nos compartió esta enseñanza que esta en Moises 1:39
"Porque,
he aquí, ésta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo
la inmortalidad y la vida eterna del hombre".
Debiera ser
nuestra meta final, el objetivo del evangelio, por ende el objetivo de
nuestras vidas, mantener centrada y equilibrada nuestra vida, en este objetivo
debiera estar centrada nuestra lucha.
el Elder
Ballard dice;
"Muchas
veces, la falta de dirección y metas claras puede hacernos perder tiempo y
energía, y contribuir a desequilibrarnos. Una vida desequilibrada es muy
similar a una rueda de automóvil que no está balanceada; hará el andar del
vehículo difícil e inseguro. Las ruedas perfectamente balanceadas hacen la
marcha más suave y cómoda. Lo mismo sucede con la vida; nuestra marcha por la
existencia mortal será más suave si nos esforzamos por mantener el equilibrio.
Nuestra meta principal debe ser procurar “la inmortalidad y la vida eterna” (Moisés 1:39). Con esa meta,
¿por qué no eliminar de nuestra vida todo aquello que exige y desgasta nuestros
pensamientos, sentimientos y energía sin contribuir en nada a que alcancemos
esa meta?
Nuestra tarea es prepararnos y entregar la ayuda a quienes requieren de
toda nuestra experiencia y desean el tiempo que otros no pueden o no desean
entregar. Somos responsables de todos aquellos que buscan tener un líder, una guía,
un hermano que les enseñe como vivir el evangelio de mejor forma y hacer frente
a las pruebas de esta vida. Un maestro requiere
esfuerzo, sacrificio pero principalmente amor, las mejores lecciones de mis líderes
han sido sin las escrituras en las manos.
Ya cuando crecí y recibí a los 18 años mucho mas responsabilidad en el sacerdocio, fui asignado a trabajar con los Hombres Jóvenes de mi barrio, mis mejores recuerdos son de aquellos jovencitos del sacerdocio Aaronico a los cuales me correspondió entregar muchas lecciones que aprendí con buenos y preocupados lideres del Señor.
Hasta el dia de hoy no puedo saber cuantos de esos jóvenes permanecen en el evangelio, la mayoría cumplió con una misión de tiempo completo, otros se perdieron antes de llegar a ser adultos, falto apoyo, tal vez tiempo o no fui lo suficientemente atento a sus necesidades y luego no encontraron a nadie en quien confiar sus problemas.
El Presidente Monson lo dice de esta forma;
"Nuestro servicio al projimo tal vez no sea tan espectacular, pero podemos fortalecer el espíritu humano, arropar cuerpos fríos, alimentar al hambriento, consolar a los acongojados y elevar almas preciosas a nuevas alturas".
"Cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes solo estáis al servicio de vuestro Dios" (Mosiah 2:17)
Es un motivo de mucha alegría el servicio a los jóvenes, es algo que guardo con mucha gratitud en mi corazón, no todas las veces cumplí totalmente mi llamamiento y fallé a muchos jóvenes por mi propia negligencia, espero tener el tiempo de pagar por aquellos errores sirviendo con un mejor propósito este año que comienza.
Es una responsabilidad que debemos tomar seriamente.
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